La mujer con la cara y el corazón más duros de España se ha atrevido hoy de nuevo a comparecer ante los medios de comunicación para criticar la gestión del gobierno, y del entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, durante la pandemia.
Me la imagino preparando la intervención – en mi mente qué queréis que os diga… está sentada delante de un gran espejo dorado cepillándose el pelo con parsimonia mientras le pregunta si es ella o Feijóo lo más guapo que hay en este país- seguramente con media sonrisa como mueca, segura de como su revés hacia el PSOE culpándoles una vez mas de dejar a la Comunidad de Madrid a su suerte, podría a la vez servir de escudo de invisibilidad ante la negativa de enseñar las actas de inspección de las residencias (que permanecen bajo custodia) y a la vez como dardo envenenado y guiño-guiño al PP Catalán ante las iminentes elecciones a la Generalitat. “Uau, chica, que lista eres”- imagino que se dice a si misma mientras prepara su manzana envenenada.
Las 7.291 personas, ancianos y ancianas, que fallecieron en las residencias en las que el gobierno Ayuso practicó el protocolo de la muerte, se merecen más respeto que la copia cayetana de Maléfica que ahora emula a la infanta desconociendo las actividades del señor con quién comparte pisazo y vida.
Las 7.291 personas que se merecían una oportunidad que les fue arrebatada, sus 7.291 familias que luchan ahora con el duelo y la rabia de sus ausencias. Datos de un estudio que se publicó hace unos días calculaban que, siguiendo la estadística general de la pandemia, de esas 7.291 personas podrían haber superado la enfermedad aproximadamente unas 4.000.
Pero ella, se atusa los rizos, levanta el mentón y sale airosa a erigirse como la vengadora de toda la comunidad madrileña en una reyerta que solo existe en su relato de ficción.
Igual que, jocosa, decía “me gusta la fruta” al presidente del gobierno sin pudor alguno. O que exigía la dimisión de medio PSOE por el caso Koldo mientras que hacienda ponía los ojos como platos ante las cuentas de su pareja, de las que ella era beneficiariamente ignorante…
Mira al espejito mágico y le pregunta una y otra vez si continua siendo la más guapa, y el espejito que sabe cómo se las gasta, le dice que “por supuesto” y así de segura se pone delante de un atril a escupir por la boca mentira, tras mentira, tras chulería, tras desfachatez, en sus mundos paralelos que tapan la realidad más espantosa de su gestión deplorable.
Los y las españolas, madrileños y madrileñas, y cualquier persona con un mínimo de dos dedos de frente nos merecemos más respeto. No podemos exigir que la política sea el trabajo digno y respetuoso que todas y todos creemos que debería ser, mientras mantengamos en el poder a personas que son capaces de pisotear lo más básico de los derechos humanos y creer que con tres quiebros sorprendentes de guión de ficción, pueden conseguir seguir en la palestra amarrados como rémoras al poder.
Las actas, que la Comunidad de Madrid se niega a facilitar y que la SER ya ha filtrado, han confirmado que el 76% de los muertos por COVID no fueron a hospitales.
Se merecían, nos merecemos, otra cosa.
Publicado en @clubcortum i @eltriangle