Todas fuimos Àngels Barceló con las manos en la cabeza escuchando de boca del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, la convocatoria de elecciones.
Veníamos de una noche electoral de color azul y verde (con excepción Catalunya) donde volvimos a comprobar, una vez más, que cuando la izquierda se queda en casa la derecha arrasa. Y arrasarán no sólo con los votos, se llevarán por delante como ya han dicho – y quien avisa no es traidor- nuestros derechos y todos los avances progresistas que esta sociedad ha conseguido gracias a gobiernos de izquierda. Se irán con ellos los ERTE, las subidas históricas de las pensiones, la posibilidad de morir con dignidad cuando uno quiera, el ministerio de igualdad y con él sus políticas contra la violencia machista y el presupuesto para llevarlas a cabo. Arrasarán con las mayores subidas del salario mínimo y con la reforma laboral que ha reducido el paro, la inestabilidad y la temporalidad. Se llevarán consigo la memoria histórica porque piensan que avanzar es olvidar, porque no saben que hacia delante se puede ir cuando has entendido el pasado. Porque para ellos la libertad es tomarse un café mientras dejamos de invertir en sanidad pública, porque para la derecha las fosas comunes están mejor bajo tierra y tapiadas.
El voto útil suele pedirse evocando al miedo a lo que vendrá si no lo utilizas “bien”. El miedo nunca debería ser el resorte para nada, menos para votar. A muchos, más en concreto a muchas, les costó la vida poder ejercer este derecho y me niego a hacerlo desde el miedo. No más. Pero sí lo podemos llevar a cabo desde otros lugares, como el de la ideología, la convicción, la esperanza, la inteligencia e, incluso, la estrategia. Primando el que nos parezca mejor.
Es cierto que nuestro sistema electoral favorece el bipartidismo. Esto no está ni bien ni mal, es simplemente una verdad objetiva. La ley d’Hondt y el tamaño de algunas circunscripciones hace que los primeros escaños requieran muchos votos y esto favorece al PP y al PSOE. Por eso, en determinadas provincias votar a los partidos minoritarios será prácticamente regalar el voto. Es injusto, pero así es.
¿Ha de hacer esto que votemos al PSOE como única opción para frenar el avance despiadado de la derecha, no solo en España, que utiliza la demagogia, la manipulación y las falsas informaciones para gestionar el miedo y convertirlo y convertirlo en votos? Pues quizás sí.
Quizás basta con ir a votar y recordar que es nuestro derecho y nuestra obligación ser parte de este sistema que nos gobierna y afecta. Y quizás tengamos que hacer mucho más y combatir cada mentira con una ley progresista aprobada, cada trampa en el mensaje con verdades irrefutables.
Ayer corría un vídeo por las redes. Herrera insistía al presidente Zapatero: “¿entonces, dice que acabaron ustedes con ETA?; y Zapatero respondía contundente: «Sí, lo afirmo, bajo mi gobierno se rindió ETA. Sí, pasó con mi Gobierno, no pasó con el Gobierno de Aznar o el de Felipe González o Rajoy. ¿Me siento orgulloso? Extraordinariamente”.
Los valores democráticos y la fuerza de la izquierda cambian el mundo a mejor. No lo olvidemos cuando vayamos a votar sin miedo.