Publicado en club cortum
Ella se acerca, le tiende la mano. Él con el rostro desencajado mira hacia cada lado, desubicado. No encuentra tierra a la que asirse el recién expulsado del mar. Ella insiste, se acerca le toca el cuelo. Sin oír lo que le dice imagino un “estamos aquí, tranquilo”. El peso que lleva encima finalmente cede y cae sobre un abrazo. Ambos se funden entre la desolación y el deseo de calma.
Ella se llama Luna Reyes, es cooperante de Cruz Roja. Él no tiene nombre para nosotros, es un senegalés más huyendo de su país, cruzando el mar, escupido por las olas a las costas de Ceuta.
El abrazo viralizado y expuesto por los medios de comunicación se ha convertido en un símbolo de solidaridad, de amor, de ayuda. Compartiendo con orgullo patrio el hashtag #GraciasLuna todos aquellos y aquellas que creen que Patria no es “primero los de aquí” sino algo más grande, aquello que te une entre el respeto y la admiración a tu prójimo. Poder sentirte parte de un país que abraza al vulnerable, sea de dónde sea, tenga el color de piel que tenga.
Como en un espejo trucado que en lugar de devolverte tu imagen te muestra el contrario, mientras las lágrimas y escalofríos recorrían a algunos; el odio que no permite sensibilidad y empatía alguna invadía a otros. Igual por eso les llaman invasores. Porque sólo su imagen les invade de pánico. Ellos que huyen de su país en condiciones deplorables, muertos de miedo y casi sin esperanza buscando un algo de luz. Frente a otros, que se sienten atemorizados y preocupados incapaces de ver a un ser humano pidiendo auxilio más allá de sus propias narices y miran solo su ombligo asegurándose que este a salvo de un peligro que solo existe alimentado por su propio miedo.
Qué pobre hay que ser por dentro para ver a una persona desahuciada y en lugar de ofrecer un abrazo, cerrar los brazos.
“Lo vas a pagar caro” o “Europa no es una ONG” han dicho entre otros tantos mensajes de odio que han provocado, incluso, que la cooperante Luna Reyes abandone las redes. Un acoso destructivo e insoportable que, por cierto, no sufrieron así sus compañeros, hombres, que también protagonizaron varios vídeos y noticias… entre otras cosas porque algunos y algunas han querido ver una conducta sexual en lo que a todas luces es un abrazo compasivo. El refrán de la paja en el ojo ajeno, supongo. Así criticaban la política de VOX y comentarista Cristina Seguí y el periodista y eurodiputada, también de VOX, Hermann Tertsch, en mensajes en sus cuentas de twitter criticando que ella era una “idiota” y él un “acosador” que tras “4 minutos en las gélidas aguas del mediterráneo” aprovechaba para tocarle los senos. Mensajes que han sido borrados por Twitter por incitar y promover odio.
Qué pobre hay que ser por dentro para tener delante amor y ver maldad.
El racismo está profundamente arraigado en el ser humano, mezclado con clasismo y usos del poder; y todos y todas estamos afectados. Curioso, cuando no hay dos seres humanos iguales, que nos parezca tan identificable y señalable el diferente. Más allá de las cuestiones sociológicas o antropológicas que nos muestran las causas, orígenes y porqués… debemos preguntarnos ya si en pleno S. XXI nos podemos permitir que la xenofobia campe libremente en comentarios en redes, medios de comunicación y peor aún partidos políticos que influyen con sus votos en las leyes que nos rigen a todos y todas. Algo más allá de la crítica hay que hacer con nuestro sistema educativo y el cuidado de lo público, también de la opinión pública.
En una especie de ironía del universo la pobreza asusta a los que tiene el alma más pobre. Pero hacen tanto ruido que hay que responder con valores mucho más fuertes que sus miserias como son la solidaridad, la justicia social y los abrazos cargados de buenas intenciones, de razones, de buenos propósitos y de una bondad infinita en la que puede rebotar sin traspasar todo el odio que quieran lanzar. Ante el odio nos defiende el amor, siempre.
Gracias Luna por tu abrazo. Gracias Luna y gracias a todas las lunas que con pequeños gestos inconmensurables hacen de este un mundo algo mejor.