Publicado en Coachability foundation
Desde la propuesta de Zetkin en 1911 el día se celebra, pero no fue hasta 1975 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas lo estableció formalmente como día internacional. Ella supo cómo usar su voz para reclamar lo justo: la igualdad.
Y aquí estamos, hoy en día, más de 100 años después aún reclamando esa igualdad que parece cercana pero que nunca llega. A estas alturas de la partida aún tenemos que explicar que machismo y feminismo no son términos opuestos. Ni tan siquiera comparables. Que no tiene nada que ver el machismo: actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer; con el feminismo: principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
Queda mucho por hacer, no solo en el problema más grave y urgente que es la violencia machista, también en temas importantes como la brecha salarial, el reparto de los cuidados, los techos de cristal y un tema del que se habla poco pero en el que hará falta mucho trabajo para poder llegar a una igualdad efectiva y real: las profesiones masculinizadas y feminizadas.
Tradicionalmente las mujeres hemos preferido carreras que tuviesen que ver con el mundo de los cuidados mientras que los hombres han estado más presentes en carreras tecnológicas, científicas, etc. Hoy en día, que el futuro pinta digital no podemos permitir que permanezca excluida la mitad del mundo de las oportunidades laborales. Para esto, la administración pública ha de promover y facilitar a través de políticas de discriminación positiva el acceso de las mujeres a carreras científicas. También hace falta más pedagogía y más comunicación. Pedagogía para acercar a las niñas a través de referentes femeninos a carreras y trabajos en las que hoy en día aún vemos muchos más hombres que mujeres: astronautas, informáticas, químicas, policías, bomberas, etc. La segunda, promover a través de los medios de comunicación, libros, etc, la visibilización de las mujeres referentes en esos ámbitos (y en todos, en general).
Por todo esto, es necesario usar nuestra voz. Alzarla para decir que estamos hartas de la injusticia que supone la desigualdad. El 8M es un buen día para hacerlo porque seremos el foco de la atención mediática y dedicarán tiempo a escucharnos. Hablemos, y ayudemos a nuestras niñas a pensar que pueden ser cualquier cosa que quieran soñar, un sueño en el que ser hombre o mujer no sea una variable a tener en cuenta.
El 8m usemos nuestra voz para eliminar la variable.