The Vanishing Act of Esme Lennox (2007) Artículo para coachabilityfoundation.org, traducción a inglés: Aquí
Esme Lennox, protagonista que da título a la novela, es una chica imaginativa, feliz, diferente. Características que, lejos de hacerle especial, la sitúan en el centro de las críticas y de los múltiples correctivos de su familia. Para más inri, sufre una situación traumática en su adolescencia, motivo por el que su familia la tilda de histérica, se avergüenza de ella y decide encerrarla y olvidarla en un centro psiquiátrico durante 61 años.
No sería concebible todo el sufrimiento, desolación e injusticias que sufre Esme, en el caso de haber sido un hombre el protagonista de la historia.
Solo una sociedad heteropatriarcal como la de principios del s. XIX en la que la mujer es controlada, custodiada por el poder (masculino); en la que el estado (formado por hombres) ejerce autoridad de tal forma que la mujer es considerada propiedad del estado, en ningún caso dueña de si misma, podría entender como normal una situación semejante.
O’Farrell pasa por encima de algunos casos con los que se encuentra Lennox durante su internamiento: una mujer que vio morir a su hijo en un accidente y nunca se recuperó, otra que no quería tener hijos, otra que no se quería casar. Mujeres inservibles para una sociedad en las que han de tener un uso y una utilidad: formar familias (en el sentido estricto reproductivo, ya que el hombre también se adueña de ese término) y cuidar de ellas (por supuesto en lo que hay mantenimiento y puesta en marcha se refiere, ya que excluidas del mundo laboral una mujer no podía ser sustento de su familia).
Solo una sociedad que cree que las mujeres son seres inferiores necesitados de guía y control puede permitir la salvajada de encerrar a un ser humano por no ser considerado apto para la normalidad de la sociedad donde vive. Lo que no se acepta como normal se excluye, se oculta o se elimina.
Miguel Lorente, forense español y experto en políticas de igualdad, habla de lo considerado “lo normal” confundido con “lo habitual” en una sociedad donde la cultura se ha conformado excluyendo del proceso e invisibilizando al 50% de la sociedad, las mujeres. Lorente empuña el término “hemicultura” donde el orden establecido nos dice qué está bien y qué está mal, unos parámetros en los que la visión femenina no ha sido incluida.
¿Cómo aceptarlo como normal entonces? ¿Cómo no querer cambiarlo?
La traducción del título en castellano “la extraña desaparición” no deja ver la verdadera intención que se esconde detrás de la frase “el acto de fuga”. 61 años después de la injusticia que vive Esme, es Iris quien sirve de catalizador a través de su sonoridad, para su fuga. No quiero hacer spoilers innecesarios, pero el final es tan inquietante, como sorprendente y devastador.
¿Estamos mucho mejor hoy en día? Depende del lugar desde dónde estemos leyendo este artículo. Tan triste como eso. Queda mucho camino por hacer tras años y años en los que la mujer ha sido un problema más a regularizar por el poder masculino. Años y años en los que el hombre ha decidido y gestionado nuestra vida según su utilidad para la suya.
Es el momento de crear un plan de fuga mundial en el que ninguna de nosotras quede atrás. No podemos permitir seguir fuera de la cultura, de la sociedad, porque, leas esto desde el lado del mundo en el que lo estés leyendo, si hay una mujer que está siendo privada de gestionar libremente su vida, nos lo están impidiendo a todas.
Todas somos una.
Todas somos Esme Lennox y todas necesitamos y nos merecemos tener un acto de fuga.